Cuando Éramos Reyes
El 25 de septiembre de 1974, a punto de descubrirse uno de los más grandes escándalos políticos de la historia, la caída del Presidente Nixon, América estaba concentrada en el combate que la denominaría como ”patria de campeones”. En la arena de un circo de tres rings, en un pequeño país africano gobernado por un dictador, dos boxeadores centran la atención mundial.
Pero unos días antes del combate, entre George Foreman que ostentaba el título de los pesos pesados y el aspirante Muhammad Alí, los promotores anunciaron un retraso de seis semanas. Durante la espera, la prensa internacional se dejó atrapar por los ritmos y la música del misterioso país, mientras surgía un fenómeno social: toda una generación de negros americanos se vieron reflejados en los dos hombres negros que habían regresado a África para combatir
Pero unos días antes del combate, entre George Foreman que ostentaba el título de los pesos pesados y el aspirante Muhammad Alí, los promotores anunciaron un retraso de seis semanas. Durante la espera, la prensa internacional se dejó atrapar por los ritmos y la música del misterioso país, mientras surgía un fenómeno social: toda una generación de negros americanos se vieron reflejados en los dos hombres negros que habían regresado a África para combatir
Cuando Éramos Reyes
Viernes 20 de Marzo
Título original: "When We Were Kings" (1996)
Dirección y guión: Leon Gast; con Muhammad Ali, James Brown, George Foreman, BB King, Spike Lee, Don King, Norman Mailer, George Plimpton y otros.
Retrato de la época en 1974 en EEUU: la resaca del Watergate y la dimisión de Nixon, el activismo negro y, sobre todo,
los míticos combates de boxeo -especialmente el de Muhammad Ali contra George Foreman en el Zaire- en los que un hombre de color -Ali- llegaría a ser todo un símbolo para su raza.
La película narra los preparativos y los acontecimientos que tuvieron lugar en los días previos a la celebración del histórico combate entre Clay y Foreman,
una pelea que nació el día en que Don King, el pintoresco personaje que tan pronto se declara partidario de Hugo Chávez como pierde el alma para estrechar la mano del Papa de turno, ofreció cinco millones de dólares a cada uno de los contendientes. Estos aceptaron y King buscó la financiación en el dictador zaireño Mobutu,
quien no dudó en organizar, corría el año 1972, un verdadero festival popular en la capital, Kinshasa, que llamó la atención de todo el mundo y que convocó a importantes figuras del mundo negro como B.B.King y James Brown,
todas ellas atentas al combate que se conoció en los medios de comunicación como “The Rumble of the Jungle”.
“When We Were Kings” retrata aquellos días desde una perspectiva no deportiva sino de otro matiz: sociológica, histórica, popular, política.
El documental cuenta con las valiosas aportaciones de voces de amantes del boxeo como Norman Mailer y Spike Lee y recoge en imágenes un material de valor incalculable,
el testimonio de unos acontecimientos que si de algo sirvieron fue de acicate para el desarrollo de la normalización de la cultura afroamericana en todo el mundo. Gracias y a pesar del indescriptible, fantasmagórico e inenarrable Don King, cuya presencia en esta película no tiene, literalmente, desperdicio.
Como Spike Lee comenta en este excelente documental ganador de un Oscar, “Muhammad Ali era un raro espécimen: era guapo, atlético, el más fuerte, el más rápido, carismático”, era único. Su boxeo era elegante, único, impredecible con un juego de piernas incomparable, unos puños increíblemente veloces para su peso: era un “peso pluma” de 100 Kg. Y su cara casi no se hinchaba en el ring. 
Socialmente era igual de admirable. Aun a riesgo de sacrificar su carrera por sus ideales, no renunció a ellos en ningún momento. Un genio de la verborrea, un personaje de película, uno de los grandes de la historia del deporte. Ese era Ali. Alguien como él merecía un largometraje a su altura. Y en “Cuando éramos reyes” se consigue, superando las expectativas.
Tras ser marginado y castigado injustamente por su propio país (guerra de Vietnam) y con un físico que ya no era el mismo que cuando derrotó a Liston, nadie esperaba que el desenlace que se iba a producir.
Allí en el antiguo Zaire, un inestable país gobernado por un represivo dictador, el interesado Don King había conseguido el combate del siglo: Ali VS Foreman.
Foreman, La Bestia. Un boxeador cuyos oponentes no duraban más de dos asaltos en pie. Una de las mayores pegadas, uno de los que más victorias acumulan por K.O. de la historia, aquel que derrotó al genio Frazier en dos asaltos. Cualquiera temblaría si se tuviera que enfrentar a una mole como él.
Viendo todos estos datos nadie apostaría por el viejo y fanfarrón Ali, pero este hizo uso de algo que nadie esperaba necesitarse en boxeo: la inteligencia.
Fuera del cuadrilátero. Puso a su favor a todo un país: se relacionaba con gente de a pie, adulaba a los zaireños, utilizando una de sus mejores virtudes: la palabra. Toda una comunidad contempló a Ali como un héroe y a Foreman como el villano, el cual no hizo mucho por remediarlo: se recluyó en su hotel durante toda su estancia en Zaire. Así en el combate, la gente ensordecía el estadio con la frase “¡Ali bomaye!” (Ali mátalo); el daño mental que sufrió Foreman con esta frase decidió el combate.
Dentro del cuadrilátero. Cassius Clay realizó una de las estrategias más brillantes de la historia del boxeo; hizo creer a todo el mundo que iba a “bailar”, a moverse como solo él sabía cuando su estrategia era bien distinta: provocar y cansar al contrincante y posteriormente machacarle.
Todo a pedir de boca, tras un mes de continuas fanfarronadas y pestes hacia Foreman, este explotó en el ring, pero Ali “no bailaba”; aunque Ali no desfalleció ni un momento y “pico como una abeja” durante todo el combate. Cuando llegó el octavo asalto una ráfaga de golpes llegó al cansado George, y Ali venció por KO. El “¡Ali bomaye!” nunca resonó tan alto.
Un documental de gran valor histórico, sociológico y político retrato de 1974, una época de activismo negro en la que Muhammad marcaría un antes y un después para su raza: todo un fenómeno que va más allá de un combate de boxeo.

Título original: "When We Were Kings" (1996)
Dirección y guión: Leon Gast; con Muhammad Ali, James Brown, George Foreman, BB King, Spike Lee, Don King, Norman Mailer, George Plimpton y otros.
Retrato de la época en 1974 en EEUU: la resaca del Watergate y la dimisión de Nixon, el activismo negro y, sobre todo,

La película narra los preparativos y los acontecimientos que tuvieron lugar en los días previos a la celebración del histórico combate entre Clay y Foreman,



“When We Were Kings” retrata aquellos días desde una perspectiva no deportiva sino de otro matiz: sociológica, histórica, popular, política.


Como Spike Lee comenta en este excelente documental ganador de un Oscar, “Muhammad Ali era un raro espécimen: era guapo, atlético, el más fuerte, el más rápido, carismático”, era único. Su boxeo era elegante, único, impredecible con un juego de piernas incomparable, unos puños increíblemente veloces para su peso: era un “peso pluma” de 100 Kg. Y su cara casi no se hinchaba en el ring.

Socialmente era igual de admirable. Aun a riesgo de sacrificar su carrera por sus ideales, no renunció a ellos en ningún momento. Un genio de la verborrea, un personaje de película, uno de los grandes de la historia del deporte. Ese era Ali. Alguien como él merecía un largometraje a su altura. Y en “Cuando éramos reyes” se consigue, superando las expectativas.
Tras ser marginado y castigado injustamente por su propio país (guerra de Vietnam) y con un físico que ya no era el mismo que cuando derrotó a Liston, nadie esperaba que el desenlace que se iba a producir.

Foreman, La Bestia. Un boxeador cuyos oponentes no duraban más de dos asaltos en pie. Una de las mayores pegadas, uno de los que más victorias acumulan por K.O. de la historia, aquel que derrotó al genio Frazier en dos asaltos. Cualquiera temblaría si se tuviera que enfrentar a una mole como él.

Viendo todos estos datos nadie apostaría por el viejo y fanfarrón Ali, pero este hizo uso de algo que nadie esperaba necesitarse en boxeo: la inteligencia.
Fuera del cuadrilátero. Puso a su favor a todo un país: se relacionaba con gente de a pie, adulaba a los zaireños, utilizando una de sus mejores virtudes: la palabra. Toda una comunidad contempló a Ali como un héroe y a Foreman como el villano, el cual no hizo mucho por remediarlo: se recluyó en su hotel durante toda su estancia en Zaire. Así en el combate, la gente ensordecía el estadio con la frase “¡Ali bomaye!” (Ali mátalo); el daño mental que sufrió Foreman con esta frase decidió el combate.
Dentro del cuadrilátero. Cassius Clay realizó una de las estrategias más brillantes de la historia del boxeo; hizo creer a todo el mundo que iba a “bailar”, a moverse como solo él sabía cuando su estrategia era bien distinta: provocar y cansar al contrincante y posteriormente machacarle.

Un documental de gran valor histórico, sociológico y político retrato de 1974, una época de activismo negro en la que Muhammad marcaría un antes y un después para su raza: todo un fenómeno que va más allá de un combate de boxeo.
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