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Aokigahara

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Aokigahara, el bosque del suicidio de Japón En 2014 más de 25.000 personas se suicidaron en Japón. Un promedio de 70 al día. Decenas de ellas se quitaron la vida en el bosque Aokigahara, en la base noroccidental del emblemático Monte Fuji. Situado en la provincia de Yamanashi, 100 kilómetros al oeste de Tokio, está repleto de cavernas rocosas y heladas. El viento queda bloqueado por los espesos árboles y la vida silvestre es casi inexistente, lo que lo hace excepcionalmente silencioso. En Aokigahara  se suicidan cada año entre 50 y 100 personas. Igual que el puente Golden Gate en San Francisco, en Estados Unidos, el bosque Aokigahara es uno de los lugares del mundo en el que más personas se quitan la vida. ¿Por qué el 1º de septiembre es el día más mortal para los jóvenes japoneses? "Pensemos una vez más en la vida que te fue dada, tus padres, tus hermanos y hermanas, y los niños. No sufras solo, antes, contacta a alguien", dice un avis

Demenciales parches de la Agencia Antidroga USA

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Un esqueleto ataviado con un frac tipo tuxedo, gafas rosas que reflejan un arocoiris y melena de color rosa al viento bajo su sombrero de copa, sostiene un pico de heroina. ¿Se trata de la portada de un disco de heavy metal? No. Es el diseño de un parche identificativo de un agente de la DEA, concretamente de la Dangerous Drugs Intelligence Unit, un equipo que controla a los grandes traficantes de droga. Este es un caso más entre los miles de parches identificativos que la DEA ha tenido desde los años 70. La DEA no es la única agencia federal que tiene este tipo de parches identificativos, pero desde luego sus temáticas y su diseño han hecho que se conviertan en un auténtico objeto de coleccionismo. El resto de imaginería que encontraremos en estos parches tampoco es moco de pavo: La muerte con un reloj de arena lleno de cocaina, un escorpión con cascos y un micro en la cola, una cabeza enterrada en pastillas, cocodrilos con chaleco de la DEA, unicornios, bando

Colette Soler Psicoanalista

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ANNA O., LA PRIMERA HISTÉRICA Freud no hubiera inventado el psicoanálisis sin la graciosa colaboración de las histéricas. Entre esas pacientes que le enseñaron hay una que ocupa un lugar especial. Se trata de  An na O., la primera. Primer caso relatado en los  Estudios sobre la  histeria  que Sigmund Freud y Joseph Breuer, publicaron en 1895, ella demuestra por primera vez que el síntoma histérico reacciona ante la palabra.  "Tadking  cure",  le dice a su maravillado médico. No se trataba precisamente de Freud sino de su amigo Joseph Breuer, quien la había asistido desde diciembre de 1880 hasta junio de 1882, cuando ella se enfermó.. .  de la enfermedad mortal de su padre. Lo m8s impresionante de Anna O. no son sus síntomas, pues son los síntomas cl~sicosd e las histéricas de la época. Lo que sucede es que Annas hay por lo menos dos. Esta Anna, la enferma, triste y angustiada pero normal, y luego esta la Otra, la sonámbula, en