Hermann Rorschach
Cómo Hermann Rorschach logró interpretar las excentricidades de la psique humana
Fecha de nacimiento: 8 de noviembre de 1884, Zúrich, Suiza
Fecha de la muerte: 1 de abril de 1922, Herisau, Suiza
Cónyuge: Olga Stempelin (m. 1913–1922)
Libros: Obras menores e inéditas: biografía, personalidad e ideario, psicopatología de las sectas, origen y evolución del psicodiagnóstico
Educación: Universidad de Zúrich (1909), Universidad de Berna.
A pesar de las grandes divergencias de opinión en cuanto
a las interpretaciones que hacen los psicólogos de aquello visto por
sus pacientes en las manchas de tinta, la prueba Rorscharch se sigue
utilizando como herramienta psicológica.
El joven suizo Hermann Rorschach no imaginaba que su afición por la clecsografia
lo llevaría a desarrollar una prueba que pudiera dar luz a los
psicólogos sobre las diferencias en las personalidades humanas. Hijo de
un profesor de arte, Rorschach entró en contacto desde muy pronto con la
pintura y con la importante capacidad de aprender a expresarse uno
mismo. No obstante, al momento de elegir carrera, se decantó por la
Medicina, influído por el consejo del biólogo alemán, Ernst Haeckel y se especializó en Psicología.
Mientras estudiaba medicina, recordó que
Justinus Kerner, aquel autor de unos poemas acompañados cada uno por un
inkblot o mancha de tinta, había sido, nada más y nada menos, doctor
también. Cuando finalmente se especializó en Psicología y conoció la
técnica de asociación de palabras que utilizaba Carl Jung en su
psicodiagnóstico, el sensible médico unió sus dos marcados intereses y
creó lo que hoy se conoce como “test de Rorschach”, una serie de manchas
de tinta que, según sus observaciones, eran interpretadas más o menos
igual por las personas “normales”, mientras que los esquizofrénicos
otorgaban respuestas bastante atípicas.
Uno de los inkblots de la prueba, en el que generalmente se ven dos humanos de perfil uniendo sus manos.
Así, esta prueba nació como un intento
para diagnosticar la esquizofrenia, pero, incluso desde su nacimiento,
Rorschach no ponía las manos al fuego para asegurar que todos aquellos
que dieran una respuesta rara a las manchas de tinta eran necesariamente
esquizofrénicos. Es decir, que la prueba nunca se aceptó realmente como
“objetiva” y fue criticada desde muy temprano por tres cosas, a saber:
1) Algunos psicólogos han argüido que su
propio inconsciente se manifiesta al momento de interpretar las
interpretaciones de sus pacientes, por ejemplo, si un paciente ve en una
de las manchas un sostén, un psicólogo masculino podría pensar que ello
es una respuesta sexual, mientras que una psicóloga podría clasificarlo
simplemente como “ropa”.
2) No queda claro qué es exactamente lo
que está midiendo la prueba. En efecto, Rorschach la ideó para
diagnosticar un pensamiento desordenado, pero queda en duda si realmente
mide la personalidad de un individuo o no, de manera que su validez
científica no puede ser comprobada.
3) Los que han aplicado la prueba se han
dado cuenta de la falta de certeza que ésta ofrece, pues dos
aplicadores distintos han obtenido interpretaciones divergentes sobre
una misma persona.
Pese a estas objeciones, el test todavía
es utilizado por algunos psicólogos que consideran que, aunque no
obtendrán la verdad absoluta sobre el paciente, la aplicación de la
prueba sí les servirá para crear un ambiente de confianza y como una
manera de incitaren el paciente la mirada hacia sí mismo.
Las sugestivas imágenes elaboradas por
el suizo no se podían quedar sólo en el mundo de la ciencia. Su
naturaleza artística las ha hecho eliminar estas barreras conceptuales y
podemos encontrarlas como fuente de inspiración para algunos artistas.
Tal es el caso de Andy Warhol, que en 1984 produjo una serie de dibujos
llamados “Rorschach’s paintings” ,
pues Warhol encontraba en los inkblots la cualidad artística de
provocar algo en el espectador, de hacerlo proyectarse a través de la
obra. Acerca de esta serie, Warhol dijo:
Estaba intentando
hacerlos para realmente leerlos y escribir sobre ellos, pero nunca tuve
el tiempo para eso. Entonces iba a contratar a alguien para que los
interpretara, pretendiendo que era yo, de manera que fueran un poco más…
interesantes. Porque todo lo que veía era la cara de un perro o algo
como un árbol, un pájaro o una flor. Otra persona podría ver mucho más.
Comentarios
Publicar un comentario