Físicos mezclan por primera vez luz y materia
Cuando aceptamos que la realidad que percibimos como externa, fuera de nosotros, es una realidad espejo del sistema psíquico interno, que se proyecta y separa para poder conocerse a sí mismo, la información (luz) y la realidad (materia) se funden
En un experimento de los efectos
cuánticos de la luz, físicos del Reino Unido han mezclado una molécula
con luz a temperatura ambiente “por primera vez en la historia. (…) Los
científicos han atrapado una partícula de luz, llamada fotón, con una
molécula, en una pequeña jaula de espejos de oro”.
Esta mezcla entre luz y molécula se ha logrado antes pero a temperaturas extremadamente frías.
“Esto crea una nueva manera de manipular
las propiedades físicas y químicas de la materia, y podría cambiar la
manera en que procesamos la información cuántica”, dice la noticia publicada.
“Podríamos usar la luz para cambiar las
estructuras químicas, molécula a molécula” dijo uno de los
investigadores, Ortwin Hess. “También podría ser útil en las tecnologías
cuánticas. La luz transmite información cuántica, y se podría utilizar
este acoplamiento para copiar la información sobre la materia”.
Comúnmente percibimos la luz y la materia de manera separada, con propiedades totalmente distintas.
Entonces, ¿cómo logras mezclar la luz y
la materia? Las moléculas son capaces de emitir fotones (diminutos
parpadeos de luz ) cuando cambian los estados de energía. Pero, por lo
general, según la ciencia, una vez que estos fotones son emitidos, nunca
regresan, y los dos nunca se mezclan de nuevo.
Sin embargo, basado en esta experimento,
los científicos crearon una pequeña trampa, que cuando una molécula
emite un fotón, el fotón no puede escapar.
Esto hace que la energía oscile hacia
atrás y hacia adelante entre la molécula y el fotón una y otra vez,
creando un estado mixto constituido en parte de materia y en parte de
luz.
Esta trampa es algo así como una sala de
espejos de oro. Conocido como 'nanoporos', que es una cavidad que se
forma entre una pequeña esfera de oro y una película de oro.
La película de oro crea una imagen
espejo de la esfera, y los investigadores atraparon una molécula allí.
"La cavidad es tan pequeña que la luz no tiene otra opción que juntarse
con la materia", dijo Hess.
"Es como una sala de espejos para una
molécula, solamente espaciados 100 mil veces más delgado que un cabello
humano", agregó el investigador principal, Jeremy Baumberg de la
Universidad de Cambridge.
Estamos hablando de procesos físicos a
una increíblemente pequeña escala aquí, pero los investigadores fueron
capaces de verificar el fuerte acoplamiento que se había logrado
observando el patrón de radiación electromagnética dispersado por la
molécula.
Ahora que han sido capaces de lograr
este proceso a temperatura ambiente, se abre toda una nueva forma de
explorar la estructura de la materia y procesos como la fotosíntesis,
donde las plantas son capaces de aprovechar la energía de la luz para
crear energía.
La investigación se ha publicado en la revista Nature.
Hasta aquí, he traducido libremente la noticia científica. Ahora, llevemos esta noticia al plano de lo humano cotidiano.
Si acoplamos la información de que la
molécula emite un destello de luz cuando cambia su estado energético,
junto a que el experimento ha sido logrado mediante una caja de espejos,
cada bip de luz emitida por nuestras células es una frecuencia
vibratoria que transmite una información la cual configura la realidad
material, creando una realidad espejo como la del experimento, una en
estado de información (vibratorio) y otra en estado material. Esta
realidad espejo es nuestra experiencia cotidiana, cada instante es una
creación material del sonido o bip de luz que emitimos.
La observación, la manera en que
percibimos la realidad, la atención y la contemplación, son formas de la
energía; siendo éstas relativas a la luz, ya que, según cómo observamos
es según cómo iluminamos la realidad, y, por ende, cómo la información
se organiza molecularmente creando un sonido particular que a su vez
crea una realidad determinada.
Podemos ir dándonos cuenta que, si bien,
nuestra tendencia es percibir la materia y la luz como dos cosas
separadas, éstas, en realidad, nunca se separan, sino que representan
dos estados de lo mismo. Cuando la observación funciona de manera
receptiva, que es lo opuesto a una observación que juzga, sino que
escucha e incluye en vez de opinar y cerrar; la luz, a través de la
realidad, retorna, pudiendo reconfigurar una y otra vez el sistema
molecular-vibratorio que es la realidad en la que participo.
Esto podemos observarlo en la dinámica
de retroalimentación de la energía del Toroide, como un proceso de
comunicación o circulación de la luz/información. Emisión, proceso,
recepción, proceso, emisión, proceso, recepción, en un contínuum
donde la luz y la materia son reflejos opuestos de los mismo, sin
separarse capaz, sino como diferentes estadios de un mismo proceso.
Cuando aceptamos que la realidad que
percibimos como externa, fuera de nosotros, es una realidad espejo del
sistema psíquico interno, que se proyecta y separa para poder conocerse a
sí mismo, la información (luz) y la realidad (materia) se funden.
Cuando patrones emocionales son gatillados por “la realidad externa”,
pero no descargamos ni reprimimos esa energía, sino que la sentimos por
completo, podemos comprobar físicamente en el cuerpo la fusión de
nuestras células con la luz, ya que al no descargar ni reprimir la
energía, los estados se funden, tal cual sucede en el experimento creado
por los científicos en el cual el fotón oscila en la trampa de espejos.
Esto crea lo que se conoce como el cuarto estado de la materia, el
estado de plasma: conocemos a través del agua los estados líquido,
gaseoso y sólido. En el estado plasma, el agua se encuentra estructurada
y organizada de tal manera que se vuelve entre líquida y sólida.
Por lo cual, si las ondas de luz responden a un ciclo, que es el sonido; la materia también es cíclica.
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